Autor: Rigo Barrios
La apuesta de la Comisión Europea por el hidrógeno, a pesar de lo prematura qué está aún la aplicación, continúa. Desde Bruselas, por ejemplo, se quieren potenciar este sector energético a como dé lugar. En este contexto, su última acción ha sido presentar la Hoja de Ruta para la creación de un Banco del Hidrógeno. Esto envía una señal clara de que Europa es el lugar para la producción de hidrógeno verde.
Como se mencionó en notas técnicas anteriores respecto a la economía del hidrogeno, existen múltiples procesos químicos, mecánicos y eléctricos para poder obtener el tan ansiado gas combustible, que promete ser el futuro en cuanto a fuente de energía de manera generalizada aplicado a distintos mercados o negocios. Pero no todo es tan bonito como parece ser, ya que los procesos de producción de H2 involucran un alto consumo de energía y un alto coste en sus procesos operativos. De manera adicional, en cada proceso existen perdidas de energía asociados a los mismos, por lo que al ejecutar un balance tanto energético como económico, los números finales no son los que esperamos. El coste final de kilogramo de hidrógeno obtenido por fuentes renovables de energía parece ser muy elevado comparado con el H2 obtenido de manera tradicional con el uso de combustibles fósiles como el gas metano (CH4) u oxidación parcial de petróleo líquido, por lo que los beneficios finales no están tan claros.
Es en este punto donde la Unión Europea observa la debilidad de prometer una tecnología que esta en pleno desarrollo y cuyos resultados económicos parecen ser negativos. En esa línea, aparece el Banco del Hidrogeno europeo, el cual fue oficialmente creado el pasado día 17 de marzo de 2023 en la ciudad de Bruselas, con la finalidad de apalancar la tecnología del hidrógeno desde todos los puntos de vista, pero en especial el económico.
De esta manera se seleccionarán proyectos los cuales recibirán un subsidio en forma de una prima fija por kg de hidrógeno producido por un máximo de 10 años de funcionamiento, principalmente amortizando la pérdida económica generada con respecto al H2 generado por fuentes fósiles que es más económico de producir (pero con emisiones de CO2 al ambiente, a menos que se capturen) convirtiendo así el negocio en un proceso “rentable” y sin riesgo asociado a perdidas en utilidad. De momento, EE. UU. saca ventaja ya que “regala’’ 3 dólares por kilogramo de hidrógeno verde.
La comisión europea, anunciaba también la inversión inicial de 800 millones de euros, del Fondo de Innovación, para construir el futuro mercado del hidrógeno. También, se marca como objetivo producir diez millones de toneladas de hidrógeno renovable en la Unión Europea cada año desde ahora hasta 2030, el doble de lo que se había anunciado anteriormente.
Muchas posibilidades irán surgiendo aunado a este apalancamiento económico y paquete de planes que por seguro mejorará la visión de las empresas energéticas a apostar por el H2 verde, asegurando que al menos no será un mal negocio desde el punto de vista económico.
